Erase una vez una estrella que
vivía en un hermoso firmamento. Era juguetona , alegre, inquieta y ¡muy
atrevida!. Caminaba por el espacio de aquí para allá y escapaba de su estrella
guía para viajar solita y explorar
nuevos lugares. Un día la estrellita vio
pasar a su lado a toda velocidad a un cometa
¡Que estrella más chula!- exclamó-,! tiene una
hermosa cola brillante!. Yo quiero tener una igual, o más grande.
-Nana, quiero tener una cola
brillante como esa que acaba de pasar- dijo a su guía-
-Tú no puedes tener cola, eres una
estrella, pequeña y muy desobediente, deja de escaparte y vuelve a mi lado, si
no te perderás.
-¿Cómo crecerán las colas a las
estrellas, Nana?
-No lo sé, pregúntale a la abuela,
seguro que ella si lo sabe.
La estrella fue a ver a su abuela
que descansaba sobre un meteoro plateado y tricotaba nubes para el cielo. La
abuela se puso muy contenta y le regaló a la estrellita una bufanda de nube.
-Abuela, ¿cómo le crecen las colas
a los cometas?
-Es un secreto,- le contestó la
abuela- dicen que hay un lugar entre dos planetas, muy oscuro y peligroso, pero
que si eres capaz de atravesarlo saldrás con una hermosa cola dorada que te
crecerá cada año, y te convertirás en
cometa.
-A mí me gustaría ir, Nana,¿ puede
llevarme?
-Tú eres pequeña, no puedes ir,
además necesitas un satélite verde voluntario que te acompañe, ya que solo los
satélites verdes conocen las palabras mágicas que hay que pronunciar para que
ocurra el cambio. Día tras día, noche tras noche la pequeña estrella pensaba y
pensaba, preguntaba a cada meteorito, satélite o planeta que pasaban a su lado. Pero nadie la
escuchaba. Sumida en la tristeza de la oscuridad nocturna, salió de su órbita
estelar para encontrar alguna respuesta. En un breve instante una suave luz
iluminó el firmamento anticipando la llegada de una estrella fugaz. Los
murmullos de la noche callaron sus voces al ver que la estrella fugaz estaba
detenida, escuchando el llanto de la pequeña estrella.
-¿qué te ocurre, pequeña?
-Nadie me escucha, yo quiero ser como tú
-¡quieres ser de las fugaces,! no sabes lo que dices!
-Yo quiero una larga cola hermosa y brillante. Quiero ser cometa.
-Nuestra vida parece interesante porque podemos conceder deseos , pero¿
sabes una cosa?, cuando has cumplido cuatro deseos te rompes en miles de
pedacitos, y caes, caes hasta que te apagas. Y la cola desaparece. Pero tú
puedes ser la estrella más brillante si creces aceptando como eres.
La estrella volvió junto a su guía y regresó a su casa. Nunca más quiso ser
otra cosa que una linda estrella.